SARA ROYO. Colegiada nº 2055
Avda. SALVADOR ALLENDE 5
50015 ZARAGOZA
Tel: 674 62 01 79
El poder que todos tenemos (y usamos poco).
¿Alguna vez te has preguntado por qué hay personas que «conectan» con los demás sin esfuerzo? ¿O por qué siempre están en sintonía con las emociones de los demás?
La respuesta tiene un nombre: empatía. Y lo mejor de todo es que todos nacemos con la capacidad de ser empáticos. ¡Es solo cuestión de practicarlo!
¿Pero qué es realmente la empatía?
La empatía, dicho de forma sencilla, es la habilidad de ponerse en los zapatos de otra persona, sentir sus emociones como si fueran tuyas, y comprender lo que está pasando sin juzgar ni intentar arreglar nada. No, no se trata de tener todas las respuestas ni de intentar salvar el día, sino de acompañar a alguien desde el corazón.
Cuando alguien nos cuenta un problema, lo primero que solemos hacer es dar consejos, ¿verdad? Es como si dijéramos: «Oh, ya sé lo que necesitas», y comenzamos a hablar sin escuchar. Pero, a veces, lo único que necesita esa persona es que le escuches, que le hagas sentir que entiendes por lo que está pasando. Es allí donde entra la empatía, casi como un antídoto a nuestro instinto de solucionar todo.
¿Y por qué es tan difícil ser empático?
La respuesta puede sonar cruel, pero la verdad es que todos llevamos nuestro propio «equipaje emocional». Y entre el estrés del trabajo, la familia, las redes sociales y nuestras propias preocupaciones, puede ser fácil dejar la empatía en un segundo plano. Además, en una sociedad que a menudo nos dice que debemos ser «fuertes» y «autosuficientes», puede resultar raro o incómodo detenernos y ser vulnerables ante las emociones de otros.
Empatía en tres simples pasos (sí, se puede practicar)
Si te interesa explorar esta habilidad tan esencial, aquí te van unos pasos para practicarla en el día a día:
- Escucha de verdad: Cuando alguien te cuente algo, dale toda tu atención. No hagas tres cosas a la vez, escuchar activamente no es solo oír las palabras, sino también observar el lenguaje corporal y las emociones detrás de lo que se dice.
- No juzgues ni opines: Todos tenemos nuestros sesgos y opiniones, pero practicar la empatía significa dejar de lado ese “chip” de juez o consejero por un momento. En su lugar, trata de entender desde la perspectiva de esa persona, sin interponer tus propias creencias o experiencias.
- Valida las emociones: A veces, una frase tan simple como «Entiendo que te sientas así» o «Debe ser difícil» puede hacer una gran diferencia. Es una forma de decir “te veo, te escucho, y tus emociones son válidas”. Recuerda, la empatía no siempre tiene que ver con decir la frase perfecta, sino con mostrar que estás ahí.
¿Por qué debería importarte la empatía?
Además de hacerte ver como una gran persona, que nunca está de más, tiene beneficios muy reales en tu vida. Mejora tus relaciones, reduce el estrés y, aunque suene cliché, te hace más feliz. Al final, cuando conectamos con los demás, nos sentimos más completos. La empatía es uno de esos “superpoderes” que nos recuerdan que estamos todos en el mismo viaje, tratando de dar lo mejor de nosotros.
Así que la próxima vez que alguien necesite hablar, intenta ponerte en sus zapatos. No necesitas ser un psicólogo ni un gurú emocional; solo necesitas tus propias experiencias, un oído atento y, por supuesto, un corazón dispuesto a entender. ¡Es una oportunidad para cambiar la perspectiva!
